BPA y diabetes tipo 2: Lo que debes saber

Jesús Spinola
CEO

BPA y diabetes tipo 2: La importancia de estar informado sobre este compuesto

Seguramente has visto el término BPA en algún lugar, ¿pero sabes qué significa exactamente?

El bisfenol A (BPA) es un compuesto químico que se utiliza para fabricar plásticos y resinas desde la década de 1950. Suele estar presente en muchos productos de uso cotidiano, como botellas de agua, envases de alimentos, latas, selladores dentales y dispositivos médicos. 

En la mayoría de los casos, el BPA entra al cuerpo humano a través de la ingestión, el contacto con la piel o la transferencia de la madre al feto o al bebé mediante la placenta o la leche materna. Sin embargo, el BPA es un disruptor endocrino, es decir, una sustancia que altera el equilibrio hormonal y puede afectar a la salud

En este artículo, vamos a explicar qué relación tiene el BPA con la diabetes tipo 2 y cómo podemos reducir nuestra exposición a este compuesto.

¿Qué es el BPA y dónde se encuentra comúnmente?

El BPA es un derivado del petróleo que se utiliza para fabricar plásticos policarbonatos y resinas epoxi. 

Los plásticos policarbonatos son duros y transparentes y se usan en recipientes que almacenan alimentos y bebidas, como botellas de agua, biberones y vajillas. También se usan en otros productos de consumo, como equipos deportivos, CDs, dispositivos electrónicos y gafas. 

Por otra parte, las resinas epoxi son recubrimientos que se aplican en el interior de productos metálicos, como latas, tapas de botellas y tuberías de agua. Suelen también emplearse en selladores y empastes dentales, así como en dispositivos médicos.

El problema del BPA es que no se fija completamente al plástico o a la resina y puede liberarse al medio ambiente, especialmente cuando se somete a altas temperaturas, como en el microondas o el lavavajillas, o cuando entra en contacto con sustancias ácidas o alcalinas. 

De esta forma, el BPA puede contaminar los alimentos y las bebidas que consumimos y pasar a nuestro organismo. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), la exposición al BPA es muy baja y no supone un riesgo para la salud. Sin embargo, otros estudios han cuestionado esta afirmación y han encontrado evidencias de que el BPA puede tener efectos adversos incluso a dosis bajas.

Vínculo entre el BPA y problemas de salud, incluida la diabetes tipo 2

El BPA es un disruptor endocrino que puede imitar o interferir con las hormonas naturales del cuerpo, como los estrógenos, los andrógenos y las hormonas tiroideas. Estas hormonas regulan funciones vitales como el crecimiento, el desarrollo, la reproducción y el metabolismo. Al alterar su equilibrio, el BPA puede provocar diversos problemas de salud.

Entre estos problemas se encuentra la diabetes tipo 2, una enfermedad metabólica que se caracteriza por la resistencia a la insulina y la falta de insulina. 

La insulina es una hormona que permite que la glucosa entre en las células y se utilice como fuente de energía. Cuando hay resistencia a la insulina, las células no responden adecuadamente a la insulina y la glucosa se acumula en la sangre. Esto provoca hiperglucemia (niveles altos de azúcar en sangre) y daña los órganos y los tejidos.

Varios estudios han encontrado una asociación positiva entre la exposición al BPA y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Por ejemplo, un metaanálisis de 16 estudios con más de 40.000 participantes mostró que las concentraciones de BPA en orina o en suero estaban relacionadas con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Otro estudio con más de 3.000 participantes encontró que las personas con niveles más altos de BPA en orina tenían más probabilidades de tener diabetes tipo 2, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.

Los mecanismos por los que el BPA puede contribuir a la diabetes tipo 2 no están claros, pero se han propuesto varias hipótesis. Una de ellas es que el BPA puede afectar a la función de las células beta del páncreas, que son las encargadas de producir insulina. Al unirse a los receptores de estrógeno, el BPA puede alterar la expresión de genes y la morfología mitocondrial de las células beta, lo que puede reducir su capacidad de secretar insulina. 

Otra hipótesis es que el BPA puede inducir resistencia a la insulina en los tejidos periféricos, como el músculo y el hígado, al interferir con las vías de señalización de la insulina. Además, el BPA puede tener efectos inflamatorios y oxidativos que pueden dañar las células beta y los tejidos periféricos.

Efectos potenciales del BPA en el cuerpo

Además de la diabetes tipo 2, el BPA puede tener otros efectos potenciales en el cuerpo humano. Algunos de ellos son:

  • Trastornos reproductivos: El BPA puede afectar a la maduración de los óvulos en las mujeres y a la calidad del semen en los hombres, lo que puede dificultar la concepción y aumentar el riesgo de aborto espontáneo. También puede alterar el desarrollo del feto y del bebé, afectando a su crecimiento, su comportamiento y su función endocrina.
  • Obesidad: El BPA puede favorecer la acumulación de grasa en el cuerpo al estimular la diferenciación de las células precursoras de adipocitos (células grasas) y al alterar el balance energético. La obesidad, a su vez, puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y otras enfermedades metabólicas.
  • Cáncer: El BPA puede tener efectos carcinogénicos al inducir mutaciones genéticas, alterar la expresión de genes supresores de tumores o promotores de tumores, estimular la proliferación celular y la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos) e inhibir la apoptosis (muerte celular programada). Algunos tipos de cáncer que se han relacionado con el BPA son el cáncer de mama, el cáncer de próstata y el cáncer de ovario.
  • Trastornos neurológicos: El BPA puede afectar al desarrollo y al funcionamiento del sistema nervioso central, alterando ciertas funciones como la neurogénesis (formación de nuevas neuronas), la sinaptogénesis (formación de nuevas conexiones neuronales), entre otras. Algunos trastornos neurológicos que se han asociado con el BPA son el autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la depresión y la ansiedad.

Cómo evitar la exposición al BPA en la vida diaria

Aunque es difícil eliminar por completo la exposición al BPA, hay algunas medidas que podemos tomar para reducirla. Estas son algunas recomendaciones:

  • Usar productos libres de BPA: Cada vez hay más productos que no contienen BPA o que lo sustituyen por otros compuestos. Podemos buscar productos etiquetados como libres de BPA o evitar los plásticos marcados con los códigos 3 o 7, que pueden contener BPA.
  • Evitar el calor: No poner los recipientes plásticos en el microondas o en el lavavajillas, ya que el calor puede favorecer la liberación del BPA. Tampoco calentar alimentos o bebidas en envases plásticos o latas. Es preferible usar recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable para calentar o almacenar alimentos y bebidas calientes.
  • Consumir alimentos frescos: Cuando sea posible, elegir frutas y verduras frescas en lugar de enlatadas o procesadas.

Otros compuestos similares que debemos evitar

Aunque el BPA es el compuesto más estudiado y utilizado, no es el único disruptor endocrino que puede afectar a nuestra salud. Hay otros compuestos similares, como el bisfenol S (BPS), el bisfenol F (BPF) o el bisfenol AF (BPAF), que se usan como sustitutos del BPA en algunos productos. 

Sin embargo, estos compuestos pueden tener efectos similares o incluso peores que el BPA, por lo que no son alternativas seguras. Por eso, es importante leer las etiquetas de los productos y evitar los que contengan bisfenoles o plásticos de baja calidad.

En resumen…

El BPA es un compuesto químico que se encuentra en muchos productos de uso cotidiano y que puede tener efectos negativos en nuestra salud, entre los cuales, se ha encontrado una posible relación entre el BPA y la diabetes tipo 2.

Para reducir nuestra exposición al BPA, podemos seguir algunas recomendaciones simples, como usar productos libres de BPA, evitar el calor, consumir alimentos frescos, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico, controlar los niveles de glucosa y cuidar la salud mental.

Sin embargo, estas medidas no son suficientes si no hay una mayor conciencia sobre el problema del BPA y otros disruptores endocrinos. Es necesario que las autoridades sanitarias regulen el uso de estos compuestos y establezcan límites más estrictos para su presencia en los productos. 

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